jueves, 19 de abril de 2012

Transcripción entrevista

--¿Qué es la escritura para usted?

• Un diálogo

-- Un diálogo ¿Entre?

• Entre mmmm… la materia y la luz

--¿Por qué escribe usted?

• O… por placer… o…después cuando estoy en medio un sentimiento
particular

--¿Con qué frecuencia escribe?

• Yo escribo a la vez que almuerzo, es la forma en que me nutro.
Actualmente yo escribo muy poca poesía y muchos más artículos… en
este momento no me puedo dedicar a la poesía

--¿Qué autores lo inspiran?

• Rimbaud, Christian Bobin, Jean Gionno y un poco de los autores de
novela policiaca porque hay muy grandes escritores de novela policiaca

-¿Se considera usted un escritor comprometido?

• Mmm…no, no en el sentido clásico del término

-- ¿Y por qué no?

• Por fala de tiempo, porque yo no creo en la evolución sino en la
progresión por niveles

-- ¿tiene usted un esquema específico para escribir o lo hace libremente?

• En el caso de la poesía pienso en una palabra, en una frase o en una
imagen luego trato de traducir correctamente esa imagen.

-- ¿entonces usted trata de desarrollarlas las imágenes?

• No. Es adentrarse en lo querido y lo amado de la imagen

--¿Es como el ritmo del pensamiento?

• No. Es más un ritmo del corazón y de las tripas

--¿Qué es más importante para usted a la hora de escribir: la experiencia
personal o la imaginación?

• Yo escribo más por experiencia de vida

--¿En qué se inspira usted para escribir y como sabe si esas ideas son

apropiadas para sus escritores?

• Yo estoy impartiendo clases de francés desde hace tres años y cuando
surge una idea simplemente la escribo, pero realmente escribo desde
hace veinte o treinta años.


martes, 17 de abril de 2012

Crónicas

Crónicas

Viaje en Bus

Son las 7:30 am como de costumbre me dirijo al paradero donde suelo tomar el bus de la ruta 14, esa ruta me encanta no tarda más de 15 minutos en llevarme a la universidad la ruta 01, por el contrario, llega tardar hasta media hora, lastimosamente veo como a unas cuadras se acerca la infame 01 y "como no tengo de otra" dispongo el dinero del pasaje hago una señal al conductor y subo al bus.

Recordé otra razón por la que detesto "modelo", siempre está lleno a esa hora, me ubico al lado de un trabajador de la electrificadora y soporto de pie los despiadados arrancones y los frenazos en seco aunque no por mucho tiempo pues casi la mitad de los pasajeros se quedan en el centro, sólo entonces me siento al lado de una ventana.

al mirar por la ventana (y sólo por estar consciente de que debo hacer este escrito) me doy cuenta de que todo lo que veo es siempre lo mismo, el mismo señor de las empanadas de la 34 con 17, el mismo almacén de materiales de la 34 con 18, los mismos indigentes del parque centenario (tal vez uno menos pero recostados todos juntos no puedes asegurarlo), el mismo cruce peligroso de la carrera 19, etc. Es como si cada viaje que he hecho fuera el mismo, como si cada vez que tomo esa ruta mi mente se pierde en las imágenes conocidas y reúna cientos de viajes en uno solo. Me distraigo a tal punto que no recuerdo lo que debía registrar, se vienen pensamientos de dónde será hoy la clase, será que llevo todo lo que necesito... De repente un bruto regreso a la realidad una marcha de Scouts bloquea el camino habitual por lo que el conductor se ve forzado a tomar una ruta alterna, un viaje diferente, de repente lo mismo de siempre se transforma en nuevas calles, nuevas casas, nuevos vendedores de esquina y hasta nuevos huecos en la vía, este no es como los viajes anteriores, no estoy distraído y presto atención a cada cosa que puedo (ni siquiera recuerdo para dónde iba) todo es nuevo y extraño, todo hasta una cuadra más allá donde con un giro a la derecha y luego a la izquierda el bus se pone de nuevo en la misma rutina de toda una vida, de manera inmediata mi mente también decide volver a desvariar, me levanto de manera casi automática una cuadra antes de mi destino y antes de darme cuenta ya camino en dirección al salón de clases.

Oficio Extraño

Приятно встретиться с вами. Traducción: Gusto en conocerle

No sé si valga como un oficio pero de lo que estoy seguro es que la situación que se dio un jueves 23 de febrero en mí casa fue definitivamente extraña.

Es una tarde como todas las tardes después de clase, llegué a mi casa a eso de las seis y media y de inmediato noté que el televisor estaba apagado, ¡qué cosa más extraña! El ruido de aquel traste siempre ameniza mis llegadas al hogar. Saludé a todos, papá y mamá vestían elegantemente y aunque no así mis hermanos. ¿Van para algún lado? – pregunté-. No -respondieron- es su hermana se conecta en un momento y nos va a presentar a la suegra. Para cualquier persona conocer a sus consuegros es algo de una charla, unas copas o, en fin, de un saludo, pero en mi familia las cosas son diferentes.

Mi hermana vive en Chicago desde hace unos 3 años, su esposo sé cómo se llama pero no sé cómo se escribe. Él es un ucraniano de 23 años que vive en USA sede hace 5. Tanto mi hermana como su esposo tienen lenguas nativas diferentes, para ella es el español y para él el ruso. Por lo que se conocieron, se enamoraron y se casaron en inglés único idioma común entre ellos.

Regresemos a la suegra, ella vive en Ucrania desde toda la vida, su única lengua es el ucraniano. Este es el mismo caso de mis padres, toda su existencia ha pasado en Colombia y no conocen otra lengua que el español. Ya se imagina entonces de lo que quiero decirles.

A eso de las siete se escucha el tan característico sonido de una llamada entrante de Skype, click en el botón verde y ahí está mi hermana acompañada por su esposo y su suegra. ¡Hola! HI! ¡Привет! Por toso lados el mismo saludo en diferentes lenguas. Un desorden lingüístico se hizo presente. Papá y mamá se miraron las caras y lo mismo del otro lado de la cámara. Nadie entendía a nadie, por lo que mi hermana y su esposo tomaron cartas en el asunto. Decidieron que ellos harían de traductores simultáneos y con eso todos nos entenderíamos. Al principio pareció funcionar, Hola, mucho gusto en conocerle -dicen mis padres-, Mi hermana traduce al inglés - Hello, nice to meet you-, inmediatamente su esposo repite en ruso -Приятно встретиться с вами-. La sonrisa que se dibujó en la cara de mis padres cuando dijeron esto se tardó más o menos 30 o 40 segundo en dibujarse en la cara de aquella señora. Se transmitió el mensaje – pensé- es exactamente la misma expresión, los sentimiento son iguales no importa que idioma se hable.

Todo parecía funcionar hasta que se les ocurre hacer más compleja la conversación. Preguntas sobre Ucrania, sobre Colombia, sobre nuestra forma de vida y la de ellos, comenzaron a complicar la situación, mi hermana traducía lo que mis papás decían al inglés, pero muchas veces su esposo no lo graba comprender la idea central del mensaje por lo que al traducir él al ruso ya ni se sabía de qué estaban hablando. En la pantalla se veían caras de extrañeza en todo momento, las cosas no estaban saliendo bien. De aquí que yo decidiera hacer algo, creí torpemente que la tecnología es la solución a todos los problemas. Tomé mi Smartphone y busque una aplicación que reconoce la voz y la traduce a casi cualquier idioma. Seleccioné de español a ruso y simplemente dije: -Es usted muy amable y estoy encantado de conocerla-, el programa tardo más o menos cinco segundos en expresar aquello en una lengua que no conozco, de inmediato la señora se ruborizó y tanto ella como su hijo estallaron en risa. -¡Qué carajo dije! – pensé apresuradamente, le dije a mi hermana que le preguntara a ellos que qué entendieron, ella procedió a preguntar en inglés y un momento después ella también se ríe. Andres, me dijo, lo que le dijiste a la señora es más o menos una expresión usada para enamorar a una mujer que acaba de conocerse, algo así como un piropo. Ahora soy yo el que se sonroja y se llena de vergüenza, me disculpe en cuanto pude y le pedí a mi hermana que trasmitiera el verdadero mensaje.

Al final, aquella noche fue entretenida, de una u otra forma, hablamos de muchas cosas y no sé qué entendió cada quien, pero lo que estoy seguro es que cada vez que uno de nosotros reía era algo bueno, pues, no existía ni la menor gota de tensión entre ninguna de las familias. Misión cumplida, al parecer se cayeron bien los suegros.

Estudiante que trabaja

Son muchas las razones que impulsan a un estudiante trabajar, La crisis financiera, Los costos educativos y dinero para comer y dinero para dormir, estas son algunas de las respuestas que me dio la estudiante que entrevisté.

La entrevistada quien llamaré Lucia, pues no desea que revele su identidad, tiene 23 años estudia en la universidad desde hace cuatro y trabaja desde hace dos, tuvo que comenzar a trabajar pues los ingresos que tenían sus padres no lograban costearle su estudio. Para trabajar tuvo que dedicar más de la mitad de su tiempo, largas y extenuantes horas dedicadas a su ocupación en la docencia, no es fácil, me dice, yo sabía en lo que me metía y eso que todavía no me he graduado.

Ella pasa seis horas al día como auxiliar de docencia se encarga de calificar exámenes preparar clases pensar actividades y esta crea juegos didácticos para que los estudiantes de la profe Marta aprendan. Increíble dije una profesora con su propia secretaria, Lucia arrugó la frente miró hacia un lado y guardo silencio, entre en razón de lo irrespetuoso que había sido por lo que me disculpe rápidamente, ella sonrió y afirmó rotundamente "soy auxiliar de docencia y no una secretaria, aunque así lo parezca".

Lucía me cuenta algunos detalles de su labor. Ha vivido situaciones algo extrañas, un día tuvo que atender a un niño que sangraba por la nariz, en otra ocasión tuvo cambiar los pantalones de otro y, por extraño que suene, debió llevar a un estudiante a su casa pues nadie fue recogerlo, " sólo a los ricos de les puede olvidar los hijos, me dijo, cuando hice prácticas en un colegio público jamás me paso algo parecido, aquí en Playground (lugar donde lucía trabaja) los papás son más despegados de sus hijos, a la mayoría los recogen las niñeras y a algunos los guardaespaldas.

Le pregunte sobre cómo le iba en la universidad a lo que con un gesto de tristeza me firmó que no muy bien, me dijo que el trabajo la ocupaba mucho y que casi no tenía tiempo para estudiar " cada día se me hace más difícil seguir el ritmo si mis compañeros, ellos estudian juntos entre las horas de clase y los fines de semana yo en cambio debo preparar clases y otras cosas por lo que apenas me alcanza el promedio para pasar. "A veces quisiera no trabajar dedicarme a mi carrera y sólo a mi carrera pero esa no es una opción para mí... es que vivimos en Colombia".

La charla con Lucía me hace pensar un par de cosas, por ejemplo, ¿tendré que cambiar pañales en mi profesión? Y si es así ¿Cómo carajo hago eso? Acaso tendré que cargar con los desechos de un sistema que explota a gente buena, la verdad no sé pero tampoco me preocupa. Lucía es un símbolo de esfuerzo que vale la pena reconocer es por eso la traje hoy a ustedes.

Cuídate de los parásitos (Cómo se hace)

Son como las siete y veinte de la noche, siento un dolor punzante en mi talón izquierdo y aun así corro a todo lo que dan mis piernas, escucho como con cada paso se aleja el ruido y la confusión que dejo atrás. Es maravillosa la reacción del cuerpo humano cuando se quiere conservar la vida.

Es sábado por la tarde, día de fútbol. Como es ya para mí costumbre, me preparo para ir a casa de Maye a hacer uno más de los muchos deberes pendientes con el Profe Wilson… ¡digo! Con el Taller de didáctica II. No había dormido mucho, pasé todo el día anterior preparando unas fotografías de época que, ¡oh casualidad!, también eran para el Taller de didáctica. El día no era el propicio para trabajar, yo tenía mal humor y no muchas ganas sacrificar otro fin de semana, ya con este eran cinco en línea. Me resigné a las circunstancias y guardé en una caja todo el desorden que quedó de la sesión de fotos en la azotea de mi casa. Me despedí de mi familia y salí de mi hogar.

Como se hacía tarde y además llevaba peso, opté por tomar un taxi. Como muchos de los conductores de “los amarillos”, el hombre que me recogió me contó de su vida y sus problemas familiares. Por el contrario, yo no hablo de mi vida con extraños, por eso hablé de parásitos, de cómo de niños estamos llenos de ellos, de cómo se roban nuestros nutrientes y nos destruyen a medida que lo hacen.

Se estaban poniendo grotescos lo ejemplos de aquellos bichos cuando llegué a casa de Maye. Me abrió la puerta y de inmediato noté que ella tampoco había dormido bien. Habría que ser cuidadoso, infortunadamente que no suelo serlo.

El tener que trabajar un fin de semana no era placentero tampoco para Maye. Era, igualmente, evidente que su humor no era el mejor, de aquí que de la nada nos enojamos por un incidente estúpido y casi sin importancia (Lo que hace el sueño). Mila no tardó en llegar, también estaba un poco molesta, por lo que esa tarde fue incomoda y terriblemente tediosa, pero nada del otro mundo. Nada extraño pasa y ese se perfilaba como un sábado de estudio común y corriente.

Llegada la noche, ya cuando estábamos a punto de terminar, Mila recibe una llamada y tiene que irse, me ofrece llevarme en su moto pero no puedo, tengo que terminar el trabajo junto con Maye… Cuánto lamento ahora haber tomado esa decisión.

A eso de las siete de la noche terminamos por fin. Una sensación de gusto me invadía, pronto estaría en mi casa. Antes de salir Maye me entrega una bolsa con un par de tamales tolimenses, que me había mandado su mamá, los recibo y no antes de irme exclamo: “por fin no te voy a ver la jeta, al menos por un día”, esa fue mi despedida a modo de broma.

Por alguna razón, tal vez por aburrimiento, camino lentamente hasta la parada del bus, he hecho ese trayecto cientos de veces en menos de dos minutos y esta vez lo hice en más o menos diez, observaba todo, había gente tomando en las tiendas, estudiantes que regresan de clase, personas con la camisa del Bucaramanga. Era sábado por la noche, los hinchas salen de ver jugar a su equipo, muchos de ellos no tienen ni para regresar a su casa por lo que se dedican a pedirle dinero a la gente que pasa. Suelen ser muy molestos pero con un “no tengo” normalmente se van, o al menos eso creía.

Estaba llegando a la parada del bus, antes de cruzar la calle, vi un grupo de más o menos quince hinchas del Atlético Bucaramanga apelmazados en torno a una cantina, solo dos bebían cerveza el resto descansaba en el andén, estos grandes grupos de seguidores de un equipo de fútbol no tienen muy buena reputación en este momento en Colombia, así que debía tener cuidado. Un soldado pasa frente a mí, creí que eso era bueno, “seguridad democrática” pensé. Sin embargo un momento después vi como aquel recluta se une a los muchachos que toman y se saludan efusivamente mientras le ofrecen un trago, ¿este es el resultado de las redadas del ejército? Me pregunté, ¿estos son los soldados disciplinados de la patria? No observo más y cruzo la calle, al mismo tiempo dos de los hinchas se levantan y me siguen, lo sé, los siento en mi espalda. Pongo un pie en la acera, me doy vuelta y ahí están. Respiro profundamente, ya sé que quieren, plata. Espero a que hablen, una leve pausa se interrumpe con la frase “deme la liga”, ¿la liga? ¿Así le dicen al dinero ahora? Respondo con un rotundo “¡NO!” a la vez que retrocedo. Varias burlas se hacen oír desde el otro lado de la calle, uno de ellos se ríe y regresa con sus compañeros mientras que el otro parece enojarse y se queda a escasos metros de mí, el ambiente es tenso, no hay nadie cerca que me respalde, veo como el soldado observa de lejos la situación con una sonrisa maliciosa, estoy solo, por lo que me veo en la necesidad de sacar un gas pimenta que llevo conmigo a todas partes, uno no sabe a qué atenerse en esta ciudad. El hombre me mira y finge irse, no por eso me relajo, y con toda razón, pues, después de dar dos pasos regresa donde yo estaba y me amenaza. “Quiere un hueco en el estómago” dice el bastardo. No me gustan los enfrentamientos directos, por lo que opté por darle el dinero que tenía listo para el pasaje de bus, no obstante aquel hombre me toma de la mochila que yo llevaba y se lleva la mano al pantalón, “se lo ganó pirobito” esa frase era su canto de guerra, pues, tomo una navaja con su mano izquierda, pero él no contaba con que yo no estaba indefenso, extiendo mi mano y descargo en él una ráfaga de gas, la sensación que este deja es como la de ser quemado con ácido, el tipo me empuja y se lleva las manos al rostro, veo claramente el lustroso metal con el que pretendía hacerme daño, todo se da en un segundo, tan rápido que mientras lo veo lamentarse, también retrocedo por la fuerza del empujón y sin darme cuenta voy directo al trayecto de una camioneta blanca que pasaba por la calle, escucho un frenazo en seco y siento un golpe en pie, en mi brazo, las llantas del auto me arrancan la bolsa que llevaba, la adrenalina estaba a tope por lo que no percibí dolor alguno, un alboroto se arma y sin detenerme a pensarlo eche a correr calle abajo. “¿Qué está pando ahí?” escuché. Miré por sobre mi hombro, conseguí ver como se abría la puerta de la camioneta que me atropellara hace un par de segundos y también puede ver como se retorcía en el suelo el parásito que no solo pensaba en tomar lo que era mío sino también en acabar con mi vida. Una cuadra y media después encontré al fin un taxi al que le pedí me llevara a toda velocidad al centro. Mi corazón latía a gran velocidad, yo no era aún consciente de lo que había pasado. Me toque el abdomen, miré mis brazos en busca de alguna herida, toqué mi pierna y fue como activar de nuevo mis nervios, pues, una descarga de dolor me atravesó de punta a punta. El hombre que conducía miraba constantemente por el retrovisor, no sé por qué, pero me vi en la necesidad de hablar de mi vida personal, pues, le conté segundo a segundo lo que me acababa de ocurrir.

Es curioso pero ahora tenía una buena historia que contar en una de las crónicas que nos pide el profesor Wilson, tan buena que decidí remplazar la crónica de “¿cómo se hace?” por una pequeño ejemplo de “cómo se hace para salvar la vida”.